Por: Ramón Zamora Rodríguez
Yurisander Torres
Torres, al igual que tantos otros en la provincia Holguín, es un retrasado
Mental severo de 33 años que vive en total indigencia y sin recibir ninguna
ayuda de las Instituciones
Gubernamentales, a las que no les interesa la suerte de este joven.
Llegar a la casa número
16 fondo, de la calle 24 entre 27 y Pedro
Heredia del Reparto Nuevo Llano, es una forma en verdad triste, de ver como en
Cuba, los enfermos mentales de familias
de escasos ingresos económicos viven en una pobreza extrema, donde las
palabras: Dignidad Humana, Inclusión Social, Igualdad o Derechos Humanos,
simplemente no existen.
Echado en una cama
vieja, desvencijada, sin colchón y vestida de harapos, pasa sus días este joven
humilde y enfermo, acompañado únicamente de su madre, la señora: María Eugenia
Torres González, de 53 años aquejada de diabetes, artrosis cervical,
hipertensa, y con retardo mental. Cocinando en el patio con leña, cosa que
cuando llueve no puede hacer, al no tener el dinero necesario para reparar las
ollas eléctricas.
Con ayuda de los
vecinos, ha presentado quejas y solicitud
de ayuda en todas las dependencias Gubernamentales y del Partido, buscando una
forma de solventar en algo la precaria
situación a la que están sometidos ella
y su hijo, su humildísimo hogar ha sido visitado por incontables “comisiones”
que han llenado cientos de planillas y les han prometido el oro y el moro, pero
todo ha quedado en eso, promesas, y lo único que han recibido es una pensión de
186.00 pesos que no les alcanza ni para comer una semana.
La ropa que se ponen se
la han donado los vecinos y los cristianos de dos iglesias protestantes
cercanas, que también les dan algo de alimento, artículos de aseo personal, algunos
útiles para el hogar y unas monjitas, Siervas de María, que les donan
medicamentos y algún dinero. Ayudas que les da cierto alivio a su triste y
mísera existencia, pero no ponen fin a tan inhumano asunto, porque es el Estado
Cubano y sus Instituciones los que tienen la obligación de darles todo lo que
ellos necesiten.
Viven en un hogar que se compone de un cuarto
de dos metros de ancho por tres de largo
y una sala- cocina de un metro y medio de ancho por dos de largo, sin baño
sanitario, lo que tienen es una letrina en el patio y Yurisander es un enfermo
que su desplazamiento es dificultoso al no tener una buena coordinación motora,
lo que impide muchas veces su aseo.
Lo que resulta inaudito
es que este Gobierno se ufana en todo el mundo de sus logros en materia de
Salud Pública y Educación, que estas “son gratuitas y alcanzan a todos por igual”. Entonces como es que en cualquier lugar de nuestra geografía se
encuentren casos iguales o peores que el de Yurisander, enfermos y sin recursos
que les permita llevar una vida lo más digna y humana posible y así aliviar en
algo su enfermedad. Pero cuando se tiene cauterizada la conciencia, cuando
cualquier dolor resulta ajeno. Cuando La mentira, el engaño y el desamparo van
tomados de la mano y Gobiernan con impunidad, solo nos queda esperar en
Dios.
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