jueves, 18 de agosto de 2016

La Esperanza del Mundo y sus Vacaciones



Por: Ramón Zamora Rodríguez
Resulta un verdadero dolor de Cabeza para los padres Cubanos llevar a sus hijos a disfrutar de una recreación sana y acorde con sus ingresos económicos en el periodo veraniego.
En el verano todos buscan la forma de gratificar el resultado académico de los niños y jóvenes, con paseos a los pocos lugares recreativos en moneda nacional que quedan para el pueblo trabajador, donde la oferta se corresponda y satisfaga las expectativas de quienes los visiten.     
Las reservaciones de cabañas para la playa de forma liberada y que oferta  el buró de reservaciones, se limitaron a 130 MN para todo Holguín, lo que trajo consigo el tener que dormir siete noches seguidas en una cola, donde un turno llegó a costar diez CUC, el resto se destinó a empresas y Organismos de todo tipo, todas para Playa Blanca y Caletones. Las playas mejores, están reservadas a un  turismo  impensable para vacacionar un trabajador y su familia.
En esta etapa, el gobierno vende confituras, refrescos y maltas a módicos precios, lo que trae consigo colas inmensas y que personas de los más recónditos lugares se desplacen para poder adquirir algo de esto para su familia, así usted puede ver a mujeres embarazadas y con niños en los brazos, desde horas de la madrugada marcando en dos o tres colas para que sus hijos saboreen alimentos extraños a sus paladares.
En el parque recreativo Valle de Mayabe miles de personas diariamente concurren en busca de piscina, bebidas y comida, donde se oferta una variedad de productos tan demandados que efectivos de la policía y la Brigada Especial tienen que estar todo el tiempo presente, custodiando las ventas para evitar la ocurrencia de hechos violentos con arma blanca. Con todo ello, la media es de tres hechos violentos por jornada.
Las cremerías ofertan un helado de mala calidad y  cuando sirven  las diferentes “combinaciones”, se consume una verdadera estafa por el tamaño y el sabor que en su mayoría es insípido. Hay uno de una calidad  mejorada pero la bola cuesta a tres pesos y no todos están en condiciones de asumir tal costo.
El costo de un  paseo para dos niños, cualquier día, es de  unos trescientos pesos y esto es algo que no toda familia puede asumir. Esto es lo que les reserva cada verano el Gobierno y sus autoridades a aquellos que son el futuro de la sociedad. Aun cuando se dicen martianos, olvidan por completo el pensamiento de nuestro Apóstol cuando escribió que los niños son la esperanza del mundo, lástima que en Cuba como en el infierno de Dante, la esperanza se queda afuera.

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