Por: Ramón Zamora Rodríguez
Resulta un verdadero
dolor de Cabeza para los padres Cubanos llevar a sus hijos a disfrutar de una
recreación sana y acorde con sus ingresos económicos en el periodo veraniego.
En el verano todos
buscan la forma de gratificar el resultado académico de los niños y jóvenes,
con paseos a los pocos lugares recreativos en moneda nacional que quedan para
el pueblo trabajador, donde la oferta se corresponda y satisfaga las
expectativas de quienes los visiten.
Las reservaciones de
cabañas para la playa de forma liberada y que oferta el buró de reservaciones, se limitaron a 130
MN para todo Holguín, lo que trajo consigo el tener que dormir siete noches
seguidas en una cola, donde un turno llegó a costar diez CUC, el resto se
destinó a empresas y Organismos de todo tipo, todas para Playa Blanca y
Caletones. Las playas mejores, están reservadas a un turismo
impensable para vacacionar un trabajador y su familia.
En esta etapa, el gobierno
vende confituras, refrescos y maltas a módicos precios, lo que trae consigo
colas inmensas y que personas de los más recónditos lugares se desplacen para
poder adquirir algo de esto para su familia, así usted puede ver a mujeres
embarazadas y con niños en los brazos, desde horas de la madrugada marcando en
dos o tres colas para que sus hijos saboreen alimentos extraños a sus paladares.
En el parque recreativo
Valle de Mayabe miles de personas diariamente concurren en busca de piscina,
bebidas y comida, donde se oferta una variedad de productos tan demandados que
efectivos de la policía y la Brigada Especial tienen que estar todo el tiempo
presente, custodiando las ventas para evitar la ocurrencia de hechos violentos
con arma blanca. Con todo ello, la media es de tres hechos violentos por
jornada.
Las cremerías ofertan
un helado de mala calidad y cuando
sirven las diferentes “combinaciones”,
se consume una verdadera estafa por el tamaño y el sabor que en su mayoría es
insípido. Hay uno de una calidad
mejorada pero la bola cuesta a tres pesos y no todos están en
condiciones de asumir tal costo.
El costo de un paseo para dos niños, cualquier día, es de unos trescientos pesos y esto es algo que no
toda familia puede asumir. Esto es lo que les reserva cada verano el Gobierno y
sus autoridades a aquellos que son el futuro de la sociedad. Aun cuando se
dicen martianos, olvidan por completo el pensamiento de nuestro Apóstol cuando
escribió que los niños son la esperanza del mundo, lástima que en Cuba como en
el infierno de Dante, la esperanza se queda afuera.
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