miércoles, 20 de noviembre de 2019

Temen familiares por la vida de Ernesto Borges tras asesinato de Armando Sosa



Por: Ramón Zamora Rodríguez
El pasado lunes 28 de octubre falleció en horas de la noche en el hospital Amalia Simoni de Camagüey, el destacado prisionero político Armando Sosa Fortuny a la edad de 76 años, con un encierro político de 43 años, que lo hace no solo el preso político cubano de mayor edad en Cuba, sino, uno de los prisioneros políticos que más tiempo permaneció en cautiverio en el mundo.
Hace dos años, Sosa Fortuny sufrió una isquemia cerebral que le dejó inmovilidad parcial en el hemisferio izquierdo. En agosto pasado, el prestigioso preso político “Sosita” como le llamaremos siempre los que lo admiramos y
luchamos como él por la libertad de Cuba, fue internado de urgencia en el hospital de la prisión de Kilo Ocho debido a un estado de desnutrición y por complicaciones de la diabetes que lo aquejaba, enfermo así, prácticamente depauperado, durante sus largos años en prisión, se le negaron las visitas reglamentarias, los medicamentos enviados desde el exterior y el acceso a llamadas telefónicas.
A pesar de su marcada edad dentro de la prisión y su delicada situación de salud, Sosa Fortuny no resultó beneficiado en un indulto reciente en el que las autoridades cubanas dijeron haber valorado cuestiones como la edad y las enfermedades crónicas de los presos, dejándolo morir en su cautiverio político, por lo que se considera la muerte de Armando Sosa Fortuny, un asesinato de la tiranía Castro-Comunista.
A razón de este irrefutable crimen de lesa humanidad, los familiares, amigos y contestatarios a la dictadura impuesta en Cuba, realzan sus temores por la vida e integridad del prisionero político Ernesto Borges Pérez, quien carga con una sanción penal que se ajusta, como la de Sosa Fortuny, al tiempo preciso para terminar con la vida del prisionero, si se tiene en cuenta que la misma sociedad civil cubana está enferma y con un promedio de vida muy corto, a
razón de la deficiente alimentación y la mala vida, peores condiciones de vida enfrenta la población penal en todo el país, a los que se les suman torturas y un cuantioso cumulo de tratos crueles, inhumanos y degradantes, que enumerarlos agotan al más paciente y ecuánime lector.
Toda la familia del prisionero Borges Pérez se encuentra temerosa al ver esta muerte de Armando Sosa por descuido y falta de conciencia humana, por parte de los gobernantes cubanos que humanamente no valoraron el exceso de tiempo de pena, ante la avanzada edad que dentro de las cárceles había alcanzado Sosa Fortuny, los gobernantes saben que Ernesto tiene nueve patologías adquiridas dentro de la prisión, que por lo mínimo pueden concluir dejando a este prisionero político ciego, a razón de los trastornos oculares que actualmente presenta y que requieren tratamiento quirúrgico.
Sumado a estas nueve patologías, el régimen ha mostrado un fuerte ensañamiento a modo ejemplarizante con Ernesto Borges, que marcan un espejo con la metodología empleada con el corajudo Armando Sosa Fortuny, al negarle un sinnúmero de derechos dentro de la prisión y nunca incluirlo en los recientes indultos por los pedidos del Papa y el ocurrido en este año con una cifra de 2,600 presos.
Raúl Borges Álvarez, padre de Ernesto Borges, advierte que la vida e integridad física y mental de su hijo, reposan en las manos de una dictadura asesina, inescrupulosa e inhumana, capaz de todo tipo de horrores ante aquellos que se les enfrentan y oponen, por lo que llamamos a los observadores de la Comisión Internacional de Derechos Humanos a velar por la vida e integridad de este prisionero, que por su accionar contra los altos secretos gubernamentales, corre el indiscutible riesgo de perder su vida y así de paso, deja un terrorífico mensaje para los que integran la cúpula, que se puede resumir con este refrán. “Cuando veas la barba de tu vecino arder, pon la tuya en remojo”