¿Puede ser tan insensible un pueblo para que no le importe lo que ocurre con un significativo número de sus semejantes dentro de las cárceles castrista y mantengan un silencio cómplice?
Actualmente en Cuba la población penal se estima en 92,771 reclusos, de ellos 1,771 corresponden a los encarcelados por las protestas populares del 11 de julio de 2021 y 129 a prisioneros políticos antes del 11J, lo que hace de Cuba el país con más personas encarceladas del mundo en proporción con su población; teniendo en cuenta éstas cifras, la preocupación estriba en la alimentación de esta población, que por su deficiente variedad, calidad, y la cada día más reducida porción, hacen que se deterioren más su salud física y mental, lo que a corto plazo puede terminar en un genocidio a razón de la depauperación pasiva legal que impone el régimen dentro de sus prisiones, sin nada que lo empuje o fuerce a mejorar estas acciones que constituyen formas de tratos crueles, inhumanos y degradantes, y que son una muestra irrefutable de tortura.
La metástasis económica fallida que intenta disimular el régimen, es evidente ante el terrible desabastecimiento en sus tiendas y mercados para sustento de la población y la precaria e invariable ración que hoy reciben los pacientes y profesionales en los hospitales, los estudiantes y profesores en los semi internados, universidades, centros laborales y las poco tenidas en cuenta cárceles castrista. Lo cierto es que la dictadura no tiene prácticamente nada para la alimentación de los cubanos y limita brutal y arbitrariamente el abastecimiento en las prisiones, donde lo poco que suministran, una considerable cantidad es robada por el personal que trabaja en estas cárceles, porque igual que el resto de la población cubana, lucha por una supervivencia cada día más difícil por sostener a las familias, debilitadas por una crisis mantenida a fuerza de un terror institucionalizado y legalizado, con el fin de sostenerse en el poder, aún, a costa de la salud y vida de todo un pueblo.
El deterioro físico y mental que hoy se puede palpar en la generalidad de los reos cubanos y más exacerbado en los prisioneros por motivos políticos, responde a la deficiente alimentación suministrada por cárceles y prisiones, sin tener en cuenta las graves consecuencias que conllevan una inadecuada y limitada alimentación, que para colmo, está formada por productos semi putrefactos y con desmedida fetidez, conscientes que al no estar recibiendo alimentos de calidad y en cantidad suficiente, el organismo empieza a degradar toda la grasa que está almacenada en el hígado y en los órganos intraabdominales para poder mantener la función cerebral y luego a consumir los músculos que empiezan a tener una fase de adelgazamiento, siendo notorio el semblante pálido y el cuerpo con músculos consumidos o con una aparente atrofia.
Las carencias nutricionales juegan un papel importante en el sistema inmune, que es la primera barrera para evitar enfermedades, quedando fracturada ante una dieta pobre y reducida como la que hoy están recibiendo los prisioneros en Cuba, lo que genera un cúmulo de enfermedades como diabetes tipo 1, enfermedad coronaria, osteoporosis, anemia, cáncer, principalmente de piel, beriberi, osteomalacia y raquitismo, bocio, caries, hipertensión arterial, depresión, deficiencia o deterioro cognitivo, trastornos psíquicos en general, degeneración ocular entre otras patologías, siendo así y entendiendo esto sumado a la falta de higiene, la ventilación viciada por la concentración de reos, la proliferación de chinches, el agua sin tratamientos y estancada, deficiente tiempo libre al sol ¿Considera el régimen que son éstas garantías mínimas para las personas privadas de libertad? ¿No se entiende esta pobre alimentación a los prisioneros como un trato cruel, inhumano y degradante, o como una forma de tortura? ¿No se contemplaría como un intento de genocidio dar porciones tan pequeñas de alimentos descompuestos y pobres de nutrientes que mal sostienen a los prisioneros similares a campos de concentración o de exterminio?
No podemos permitir como pueblo que maten lenta y tortuosamente a estas personas que su única diferencia de los que viven en sus casas con sus familias, es que cometieron un delito por el que fueron privados de su libertad, pero no de sus derechos inalienables, por sus delitos no dejaron de ser personas que sienten amor, dolor, tristeza o miedo, ni tampoco perdieron el amor y entrega de los suyos, dentro de estos, están los prisioneros políticos que además tiene que sufrir muchos más tratos crueles que pasan a crímenes de lesa humanidad, el régimen mata de hambre y maltrato a nuestros hermanos y hermanas en las prisiones ¿Nos quedaremos en el silencio cómplice y cobarde abandonándoles a su suerte, o levantaremos nuestras voces ante la injusticia y el terrorismo de estado?
No hay comentarios:
Publicar un comentario