Ramón Zamora
Rodríguez/Holguín/20 de junio de 2016
¡Vaya
churrosas, leonas! Fueron las hirientes palabras gritadas por unos jóvenes en
la calle Frexes, frente al Rombo, al filo de las once de la noche a dos mujeres
que se encontraban sumergidas en un tanque de basura, sacando latas de cerveza
y refrescos para depositarlas en un saco, tan sucio, como la ropa que ambas
traían, quienes sólo levantaron la cabeza para mirar a los jóvenes, y sin
inmutase continuaron su faena, al rato caminaron unos pasos y un niño de
aproximadamente seis años, rubio de pelos largos y vestido en condiciones
similares a las dos mujeres, les dio alcance para juntos perderse entre las
calles oscuras de la ya media noche.
Hechos
como éste, entre otros de tristeza desgarrante, suceden a diario en las calles
holguineras, por las que cada día transitan y duermen más personas entregadas a
la indigencia, que ya se ha atomizado no sólo en la provincia Holguín, de igual
crece como un horrendo mal por toda Cuba, la isla que carece de un verdadero
programa de protección para desvalidos, y más aún para evitar la marginación y
desprotección de un creciente número de niños y mujeres cubanas.
En
la provincia Holguín, justo en el casco histórico, alrededor de los corredores,
próximos al parque Calixto García, se ha convertido en algo común encontrar
mujeres jóvenes o de la tercera edad, con niños o sin ellos, al igual que
hombres jóvenes y de la tercera edad totalmente harapientos, tirados en el
suelo pidiendo limosna a cuántas personas circulan por el lugar con el pretexto
de comprar algo de comer, que va desde un pan con croquetas, arroz blanco y
potaje, alcohol o psicofármacos.
Algo
lamentable además de esto, es la imagen que estas personas dejan en los
recuerdos de los turistas procedentes de otros países, quienes son perseguidos
hasta el cansancio en espera de la caridad de un dólar o cualquier cosa que
quieran regalarles, sin contar que muchas jóvenes de agraciado cuerpo y rostro
que caen en la indigencia, luego son manipuladas por otras personas que les dan
alojamiento, comida y vestuario a cambio de ser lanzadas a la prostitución, ya
sea con turistas extranjeros o cualquier cubano que de igual pueda pagar por
ellas.
El
pueblo holguinero pasa por su lado y mira con gran dolor lo que años atrás
prácticamente sólo hacían los dementes, hoy miran en esos rostros perdidos en
la miseria y la mendicidad a sus amigos, vecinos y parientes, a un padre, una
madre, una hija o hijo, hermano o hermana que se han entregado a los vicios del
robo, la prostitución, el alcohol o los psicofármacos y la marihuana (cannabis
indica) muchos alejados del amor filial por incompatibilidades y más aún por su
miseria.
Lo
cierto es que algunos se preguntan sobre las causas que generan tanta
indigencia no sólo en la provincia Holguín, si no en todo el país, pero son
muchos más los que conocen la larga lista de razones de la proliferante
indigencia en Cuba, pues para muchos es difícil conseguir un trabajo, y si lo
encuentran, el salario no le sirve prácticamente de nada, los precios, aún
considerando lo poco o casi nada que les rebajaron a muchos productos, son
inaccesibles para muchas familias, la vida se ha vuelto tan difícil y tortuosa
para el cubano, que lo primero en romperse actualmente son sus patrones
morales, y por extensión, la ruptura de los hogares y de toda clase de amor
para darle paso al alcohol, la prostitución, el robo y las drogas, amén de la
impotencia y el desespero que genera un gobierno que es ajeno a las necesidades
y destino de su pueblo, aumentando así, toda clase de males en el país.
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