Por: Ramón Zamora Rodríguez

Hace dos años,
Sosa Fortuny sufrió una isquemia cerebral que le dejó inmovilidad parcial en el
hemisferio izquierdo. En agosto pasado, el prestigioso preso político “Sosita” como
le llamaremos siempre los que lo admiramos y
luchamos como él por la libertad
de Cuba, fue internado de urgencia en el hospital de la prisión de Kilo Ocho
debido a un estado de desnutrición y por complicaciones de la diabetes que lo
aquejaba, enfermo así, prácticamente depauperado, durante sus largos años en
prisión, se le negaron las visitas reglamentarias, los medicamentos enviados
desde el exterior y el acceso a llamadas telefónicas.
A pesar de su marcada
edad dentro de la prisión y su delicada situación de salud, Sosa Fortuny no
resultó beneficiado en un indulto reciente en el que las autoridades cubanas dijeron
haber valorado cuestiones como la edad y las enfermedades crónicas de los
presos, dejándolo morir en su cautiverio político, por lo que se considera la
muerte de Armando Sosa Fortuny, un asesinato de la tiranía Castro-Comunista.
A razón de este
irrefutable crimen de lesa humanidad, los familiares, amigos y contestatarios a
la dictadura impuesta en Cuba, realzan sus temores por la vida e integridad del
prisionero político Ernesto Borges Pérez, quien carga con una sanción penal que
se ajusta, como la de Sosa Fortuny, al tiempo preciso para terminar con la vida
del prisionero, si se tiene en cuenta que la misma sociedad civil cubana está
enferma y con un promedio de vida muy corto, a
razón de la deficiente
alimentación y la mala vida, peores condiciones de vida enfrenta la población
penal en todo el país, a los que se les suman torturas y un cuantioso cumulo de
tratos crueles, inhumanos y degradantes, que enumerarlos agotan al más paciente
y ecuánime lector.
Toda la familia
del prisionero Borges Pérez se encuentra temerosa al ver esta muerte de Armando
Sosa por descuido y falta de conciencia humana, por parte de los gobernantes
cubanos que humanamente no valoraron el exceso de tiempo de pena, ante la
avanzada edad que dentro de las cárceles había alcanzado Sosa Fortuny, los
gobernantes saben que Ernesto tiene nueve patologías adquiridas dentro de la
prisión, que por lo mínimo pueden concluir dejando a este prisionero político
ciego, a razón de los trastornos oculares que actualmente presenta y que
requieren tratamiento quirúrgico.
Sumado a estas
nueve patologías, el régimen ha mostrado un fuerte ensañamiento a modo
ejemplarizante con Ernesto Borges, que marcan un espejo con la metodología
empleada con el corajudo Armando Sosa Fortuny, al negarle un sinnúmero de
derechos dentro de la prisión y nunca incluirlo en los recientes indultos por
los pedidos del Papa y el ocurrido en este año con una cifra de 2,600 presos.
Raúl Borges
Álvarez, padre de Ernesto Borges, advierte que la vida e integridad física y
mental de su hijo, reposan en las manos de una dictadura asesina, inescrupulosa
e inhumana, capaz de todo tipo de horrores ante aquellos que se les enfrentan y
oponen, por lo que llamamos a los observadores de la Comisión Internacional de
Derechos Humanos a velar por la vida e integridad de este prisionero, que por
su accionar contra los altos secretos gubernamentales, corre el indiscutible
riesgo de perder su vida y así de paso, deja un terrorífico mensaje para los
que integran la cúpula, que se puede resumir con este refrán. “Cuando veas la
barba de tu vecino arder, pon la tuya en remojo”